Descubriendo las Emociones (II): El Enfado

febrero 19, 2015 de Borja 6 comentarios

El enfado aparece para contarnos que alguien ha sobrepasado un límite. Ese límite se ha podido establecer conscientemente o ser un límite derivado del hábito. Por otro lado, la persona que ha traspasado el límite poder ser alguien ajeno o podríamos ser nosotros, con lo que nos enfadaríamos con nosotros mismos.

Cuando comienza el enfado obtenemos una descarga de adrenalina para afrontar con energía el objeto del enfado y una descarga de unos neurotransmisores que se llaman catecolaminas. Esto hace que la sangre fluya a nuestras apretadas manos, el cuello y la parte alta de la espalda se tensen, así como los músculos de la cara. Todo ello nos predispone en posición de ataque, algo necesario tiempos atrás, pero que la sociedad actual no acepta bien.

Las catecolaminas, a parte de tener un nombre enrevesado, tienen una característica que dificulta la gestión del enfado: tardan mucho en dejar de actuar. El problema surge cuando tenemos más estímulos que nos enfadan y se van sucediendo olas de catecolamina en nuestro cerebro. Cada vez nos vamos enfadando más, hasta que estallamos de ira.

Por esto es importante aplacar los enfados cuanto antes. Y la mejor forma de atajarlos es alejándonos del foco del enfado y procurar no pensar en los hechos acaecidos, evitando así nuevas cargas de catecolamina. Dormir suele ser un buen remedio.

Esto no quita para que, una vez en calma, sea muy útil analizar el origen del enfado. Podemos investigar el límite que se sobrepasó, ver si es un límite que hemos impuesto racionalmente y decidir si lo queremos cambiar o preferimos comunicarle a la persona que lo sobrepasó cómo nos hizo sentir y porqué. Esto sería una manera civilizada de darle salida al enfado.

Cuando te enfadas, ¿le das salida a la energía inmediatamente, te la guardas para después o te la guardas para siempre? ¿Qué consecuencias tiene tu forma de actuar?

 

Para saber más sobre emociones:

El regalo de las emociones

La tristeza

El miedo

Gestionar las emociones: Técnica N.E.M.O.